Me acerco a ti y mi cuerpo empieza a temblar, no sé qué va a ser de mi, pero me entrego. Sea lo que sea, mi Amo no va a hacerme nada malo. Y me acerco más y, sin mirarte, siento tu aliento y mi cuerpo tiembla aun mas. Me lanzas el aire que sueltan tus pulmones y lo que más deseo es respirarlo, aspirar hasta el aire que tu dejas, porque cualquier cosa que venga de ti, es un manjar. Y si te acercas con tus labios, veo el cielo y deseo arrodillarme ante ti para dar gracias.
Y, cuando lo hago, aun me premias más abriendote el pantalón, dejandome olerte y dandome de beber. Todo, gota a gota, sin desperdiciar nada todo entra en mi boca, en mi garganta, en mi estomago. Y luego te limpio, la recoges, y beso tu mano. Gracias, Amo.
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